jueves, 17 de febrero de 2011

-Yo solo quiero mirarte a los ojos, que tu alegría lleve el timón. Quitarle a tu mirada ese horizonte de escombros, prescindir de una vida sin tu olor. Y que no se disocien nunca tu cuerpo y mi cama y ser la portavoz de nuestra revolución. Yo solo quiero el tic-tac de tu pecho para dar percusión a mi vida. Que la saliva sea el punto de encuentro y que el jurado de tu sangre falle a mi favor. Yo solo quiero la banda sonora de tu alma para que se escuche en cada rincón. Que mis caricias no se tiren más por la ventana al ver que tu espalda no apareció. Y que el corazón pueda cumplir su oficio y ser tan imprudente como exija el amor. Que lo único que quiero a estas horas es poner besos en cada paralelo y meridiano de tu cuerpo. Así que déjame creer que aún me quedan mil maneras de amarte coordinando mi oleaje y tus caderas. Que lo único que quiero a estas horas es que tus besos emigren todos a los afluentes de mi cuerpo. Así que déjame creer que aún nos quedan primaveras y metamos este otoño en una caja de madera. Yo solo quiero darte carnavales, que tu disfraz sea tu ropa interior. Y ofrecerte un catálogo de besos en lugares donde tan solo alcanza el corazón. Yo sólo quiero empezar contigo un curso intensivo de quitarnos la ropa y el dolor. Y que cada noche nos expliquemos los motivos de no exigir ninguna explicación. Yo solo quiero un sobresaliente en las asignaturas de tu piel. Y darle un listado de razones a la gente que exponga que quererse es un deber. Yo solo quiero hacerle una bufanda a tu alma, perderme entre tu camisa y tu jersey. Irte a buscar en cualquier momento y mañana tomar tu pulso sin tocar tu piel.
-Tenme cerca. Aunque no esté, aunque me haya ido. Aunque sigan pasando los días y acabes olvidando que mi piel huele a chocolate y naranja, la mejor combinación de sabores del mundo. No me dejes, no me olvides. Guárdame en tu bolsillo, tenme cerca. Quédate conmigo, aunque sea así, que voy a hacerme pequeñita, que quiero estar contigo, que prometo no pesarte.

-Nunca me importó perder, porque vivo con la esperanza de ganar.
Nunca me importó llorar, porque tengo mil y una sonrisas.
Nunca me importó perdonar, porque todo el mundo se equivoca.
Nunca me importó equivocarme, porque ante todo somos humanos.
Nunca me importó caer, porque lo único que puedes hacer es levantarte.
Nunca me importó despedirme, porque amaba reencontrarme.
Nunca me importó mirar al pasado, porque sé que lo que importa es el futuro y presente.
Nunca me importó la belleza, porque la verdadera belleza no se ve a simple vista.
Nunca me importó no ver, ya que el amor es ciego.
Nunca me importó amar, pero te conocí.
Nunca me importó perderme, pero te encontré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario